Ramón Cuéllar Márquez nació en La Paz, Baja California Sur (Sudcalifornia), en 1966. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha escrito poesía, cuento, novela y ensayo en periódicos, suplementos culturales y revistas nacionales. Fue becario de la UNAM en Lingüística Aplicada de 1993 a 1995. El INBA le otorgó beca para poesía en 1992-1993. Asimismo, obtuvo el Premio de Cuento Estatal CREA en 1986, en B.C.S.; el Premio Mensual de Poesía Breve de la Asociación de Escritores de México, en 1998; El Premio Estatal de Poesía Néstor Agúndez Martínez, en 2005; el Premio Estatal de Novela Ciudad de La Paz, en 2007 y el de Cuento en 2008; y los Juegos Florales del Carnaval La Paz 2010 "Alegría Bicentenaria". Ha aparecido en siete antologías de poesía: Lecturas de Baja California Sur (1990), Poetas de Tierra Adentro (1991), Baja California Sur, otro mar, otro desierto (1991), Poetas de Tierra Adentro III (1997), Creación Joven Poesía 1979-1999 (1999), Eco de Voces, Generación poética de los sesentas (2004) y Voz de la estirpe, Poemas y poetas sudcalifornianos del siglo XX (2007). Tiene dos libros de poesía publicados: La prohibición del santo (1990) y Los cadáveres siguen allí (1991 y 2006, en segunda edición); tres novelas: Volverá el silencio (2003), Los cuerpos (2007) e Indagación a los cocodrilos (2008); y un libro de cuentos: Los círculos (2009).
LA TIERRA INTERIOR Debe ser una leyenda Una vez más, con los salmos untados sobre los ojos, que parecieran sustraer un canto, la madre construye la joya preciosa de su piel, para que sepa a santidad, al mismo cóagulo en que la recluye por las noches, las sábanas, en la almohada, en todo aquello en que su cuerpo se revuelva. "La niña debe cuidar sus ojos como mariposas a sus alas". Sabes que eso no es cierto, que tus pechos no han crecido con la edad, sino en la bañera, ahí donde el agua se muestra cómplice, discusión lasciva en que te mojas y se mojan. Dicen que tu madre te vigila hasta las flores, que recoge cada una de las nubes con que imaginas las lloviznas, que nombre las cosas con otros nombres, que los niños son seres de artificio. "A donde vas, voy", de seguro te lo ha colgado en la cadera: la dejas que te siga, que te ordene el ciclo de los astros.
Ora ponga algo de su narrativa, compa.
ResponderEliminarAPOYO EL COMENTARIO DE JULIO, PERO SI DE ALGO ESTOY SEGURO ES QUE TANTO EN POESÍA COMO EN NARRATIVA TIENES VENA DE ESCRITOR CON OFICIO. SALUD
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